martes, 8 de abril de 2014

Martín Terraroza " ARTE EN METAL RECICLADO"




Hace apenas dos años Martín Terrarossa realizó su primera escultura en hierro y desde entonces no ha parado de desarrollar su técnica inspirada en el reciclaje a partir de piezas inservibles. El estilo de un hombre que encuentra en el arte el tiempo libre perfecto para conectarse con la fauna en sus manos.



Martín dice que el arte es una afición sólo tan sólo porque no vive de eso. Sin embargo su técnica es una poesía de animales creados a partir de piezas inservibles que consigue en la empresa de transporte Cata, donde trabaja desde hace cinco años en el ploteo y pintura de colectivos, además de realizar reparaciones en fibra de vidrio. Antes de eso, Terrarossa vivió cinco años en Uruguay, luego de un crítico 2001 en el que dejó su fuente de ingreso para proteger el puesto de un compañero que era "sostén de familia". 

"Un día caminaba por un parque de allá y encontré muchas semillas. Algo tengo que hacer con esto', pensé. Volví a mi casa, busqué imágenes de insectos en Internet y en mi tiempo libre me dedicaba a armar cientos de bichitos respetando sus dimensiones. Junté tantos, que a través de un conocido me invitaron a participar en el Paseo Cultural de Ciudad Vieja, en la Plaza Matriz de Montevideo, para vender mis artesanías. Me daba muchísima vergüenza mostrar lo mío, pero me fue tan bien que hasta me hicieron pedidos de Colonia. Cuando volví a Mendoza, en 2005, no tenía trabajo ni nada, sólo mi colección de insectos de semillas que llevé a la Plaza de Chacras y a la Plaza España un par de veces hasta que un día un turista australiano me compró todo", comenta.
Martín Terrarossa estudió Diseño Gráfico en el Instituto de Educación Superior Manuel Belgrano, un poco motivado por el dibujo y otro tanto por encontrar una salida laboral a su vocación dispersa. En realidad se dice un admirador de los animales, un bichero de alma, un veterinario frustrado, un fanático de los juegos de ingenio, un amante del arte, un autodidacta prendido al cuidado del medio ambiente. Fue así como en una jornada de trabajo pidió permiso para retirar restos de motores, engranajes, resortes, tornillos y amortiguadores a los que planeaba sumarles chapas, varillas y arandelas para armar la que sería su primera escultura: una araña gigante.

Desde aquel iniciático 2011, no ha parado de recrear una reserva que incluye garzas, flamencos, guacamayos, pingüinos, peces y caballos, y si bien le gustaría vivir del arte no concibe la idea de "regalar" su obra, porque como bien dice, cada garza, flamenco, guacamayo, pingüino, pez o caballo contiene una porción de su alma. Consciente de la importancia de cuidar el medio ambiente y de su necesidad creativa, Martín anda por la calle con la lógica de las tres erres: reducir, reciclar, reutilizar. Así es como sus conocidos lo han llamado ciruja más de una vez y así es como planea trabajar con pilas o restos de computadoras en cuanto prenda una idea. 

"Cuando vi que podía darle uso a los materiales que tiraban no dudé en pedirlos y mi jefe, que más que jefe es un amigo, me autorizó ahí nomás. Veo muchos documentales de animales, busco fotos en la web hasta encontrar la posición que me gusta y dibujo al animal en una especie de primer boceto. Luego pienso cómo armarlo con las herramientas que tengo a disposición más unas pocas que compro y en el patio de mi casa me paso horas con la soldadora, construyendo cuerpos con tornillos y jugando con los materiales", cuenta. 

Hace poco un amigo le dijo: "Dale, negro, ¡exponé!" y el consejo dio las vueltas necesarias hasta encontrar en Mudaa Multiespacio un lugar donde se sintió bienvenido. "Soy artista plástico" -se presentó en un mensaje privado de Facebook-, "bah, más que artista plástico hago esculturas en hierro" -se corrige en esta entrevista-. Los responsables del lugar quedaron impresionados luego de ver algunas fotos de su trabajo y así es como Martín es el quinto artista en pasar por la galería de este espacio que ya recibió la obra de Ximena Hocevar, Juan Pablo Lemos, Sergio Costa Moltó y Matías Peralta.









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