sábado, 16 de abril de 2016

" De la escultura a la pintura " por Orlando Leytes

Orlando Fabián leytes, nacido en la década de los 80, escultor arquitecto y con una dedicación desde hace un tiempo hacia la pintura, criado entre el arte y el modelado de su padre, el maestro escultor Hugo leytes y hermano de la artistas Noelia leytes, fue así que se formo su propios leguaje.
Es un artista joven “en formación” como suele decir, contemporáneo a grupo de artistas mendocinos, pertenecientes a una era donde la tecnológica y las comunicaciones destacan, orientada a los humanista y la curiosidad por lo alternativo, donde se opera en forma de red y los simultaneo es una especie de patrón o ley bien acentuada…”uno es el protagonista de su propia historia”…así definiría yo misma este campo de acción.



Desde muy pequeño vivo rodeado de arte al lado de un gran artista, mi viejo HUGO LEYTES.
El primer busto que hice fue de Domingo Faustino Sarmiento. Mi padre estaba trabajando un busto para La Plaza Sarmiento y me puse al lado e imitaba lo que hacía. Cuando lo termine, él me decía que me había salido más viejito. Lo deje en la escuela primaria a la edad de diez años. Desde esa edad conocía el modelado en arcilla, el moldeado en yeso y el vaciado en hormigón. Cuando mi padre realizaba algún trabajo grande, como el friso de la “Iglesia de la Carrodilla” y “Los Pioneros” del Parque Metropolitano, mi hermana y yo lo ayudábamos. A los 17 años ya dominaba casi a la perfección el modelado en arcilla.
Cursé el secundario en el Colegio María Elena Champeau. Me recibí de Perito en cerámica. Trabajé unos meses en una fábrica de artesanías en cerámica; luego, en una de figuras en resina. Así aprendí cómo funcionaba el trabajo en producción.
Quise ingresar en la Facultad de Arte; pero algunas cosas no me gustaron. Entonces comencé la carrera de Arquitectura. En ese momento mi mente estalló. Sentí que mis posibilidades de crear no tenían límites. Notaba que algunos profesores se mostraron felices con mis diseños, maquetas, láminas. Paralelamente continúe haciendo esculturas; pero saliendo del esquema figurativo, ya con una abstracción figurativa y simplificando la forma, en búsqueda de un estilo propio.
En el año 2012, empecé a trabajar como restaurador de la Escuela Mitre. Realicé el escudo de la provincia, ornamentos, capiteles, ménsulas y el letrero de la fachada. Mientras tanto, también fabricaba trofeos de resina, con diseños propios, a pedido.
Después de un tiempo, me incliné por la pintura. Eso me emocionaba. comencé a investigar sobre pintura buscando nuevos colores y modos de composición. Intento transmitir un estado emocional. Hacer que mi obra deje de ser algo bonito para convertirse en arte que comunica.
Me considero una persona curiosa que al aprender una técnica, busca experimentar otra y luego otra más. Cada vez que concreto algo, mi punto de fuga se hace más lejano y me doy cuenta de lo poco que se y de lo mucho que me falta por descubrir.